La línea P como última defensa fascista a su paso por Canfranc
El ayuntamiento de Canfranc, de la mano de la asociación «Sargantana», llevan décadas controlando la historia del Valle del Aragón. Además de la ocultación de la lengua aragonesa en sus paneles explicativos, “blanquean” de una manera deliberada la Línea “P”, de defensa franquista como una “resistencia” ante un ataque extranjero “¿francés?”, y no como el último bastión del fascismo tras la liberación de Francia, el posterior ataque de la 204 división republicana, el maquis y una última invasión de los aliados que acabaría con el régimen.
En Aragón ya estamos acostumbradas a manipulaciones y ocultaciones deliberadas de la Historia de la Guerra Civil. Poco a poco se van consiguiendo avances en el conocimiento y difusión de la verdad. Verdad que la recién estrenada Ley Democrática de la Memoria Histórica debería desenterrar definitivamente.
Pero la Memoria Histórica exige un compromiso individual, y colectivo, por parte de las instituciones de difusión. Para explicar lo que pasó durante los años de Guerra, tras el golpe franquista, y durante la posterior dictadura.
Demandamos una señalización correcta y propia de un país que rechaza el fascismo, al igual que ya se hace en señalizaciones de bunkers en las Landas (Gascuña), Valle de Arán (foto) o en las playas del desembarco (Omaha, Utah,..) de Normandía (foto). La Memoria Histórica debe ser permanente y debe evitar que episodios de fascismo vuelvan a repetirse en nuestro territorio.
Antecedentes históricos.
En los años posteriores al golpe franquista, y tras la victoria aliada sobre el bloque fascista en la II Guerra Mundial en Europa, Franco tenía un temor de ser invadido también por el bando aliado.
El Desembarco de Normandía por parte de los aliados el 6 de junio de 1944, el rápido avance de la Segunda División blindada del general Leclerc hacia París y el hecho de que gran parte del Mediodía francés se encontraba liberado de la ocupación nazi, influyó en numerosos núcleos de exiliados españoles en Francia en una inminente victoria definitiva sobre la dictadura de Franco.
Jesús Monzón, hombre fuerte del PCE en Francia, dirigía la resistencia republicana en la Francia ocupada. Confiado por el éxito de las acciones guerrilleras de resistencia contra los nazis, creyó que se podía iniciar una invasión de España atravesando los Pirineos y que derivaría en un levantamiento de la población civil. Paralelamente se pretendía instalar un «gobierno provisional republicano» en territorio español, y ya no en el exilio, lo cual permitiría a los republicanos españoles participar con más peso en las negociaciones y pactos inminentes con los aliados al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
Tras finalizar la contienda española muchos españoles se asentaron en las montañas de los Pirineos y se formó un gobierno en el exilio situado en la ciudad francesa de Toulouse. Muchas de estas personas esperaban y confiaban en que el gobierno francés de De Gaulle y sus aliados pudieran atacar a Franco y reconquistar España.
En octubre de 1944, miembros exiliados del PCE en el sur de Francia, con Monzón a la cabeza, inician la denominada Operación Reconquista de España en la que milicianos españoles penetran en territorio peninsular procedentes de Francia para intentar que con su acción los españoles contrarios al régimen se sublevaran, iniciando lo que sería un proceso que acabaría con la dictadura del General Franco. Esta operación terminó en un completo fracaso para el bando republicano pero forzó a los dirigentes de la dictadura española a prepararse para futuros ataques similares.
La estrategia consistió en una serie de ataques por toda la frontera pirenaica por parte de la División 102 y un ataque principal por el Valle de Arán, el verdadero objetivo de la campaña, por parte de la 204 División, donde se establecería provisionalmente un gobierno que, contando como factores de tiempo a favor las condiciones de aislamiento del valle, sólo conectado con el resto de territorio PENINSULAR por el puerto de La Bonaigua y el clima invernal, provocaría la desmoralización del régimen, un levantamiento popular y una invasión aliada que acabaría con el franquismo en España.
La operación fue un fracaso, y después del ataque el 19 de octubre de 1944 por tres puntos, uno de ellos por el puerto de Benasque, y ganar alguna localidad como Bosost. El 22 de octubre Santiago Carrillo, ante la posibilidad de que los guerrilleros pudieran ser cercados, habría ordenado la retirada. Algunas unidades lo habían hecho ya por iniciativa propia.
En 1945 De Gaulle hace retirar todas las banderas republicanas españolas en Francia y se desentiende definitivamente de la Junta Española de Liberación (J.E.C.) a la que no reconocerá. Estos españoles, tras el rechazo francés y de sus aliados, se verán obligados a una guerra de guerrillas, conocida como el «maquis”.
Construidos entre 1944 y 1959.
En el caso de Aragón existen veinte Centros de Resistencia, numerados del 101 al 120 y cubriendo todo el Pirineo aragonés (desde el valle de Zuriza hasta la frontera con Lérida). Es la zona que posee menos densidad de núcleos, debido probablemente a que en muchas partes las montañas superan los 2.500 m, lo que de por sí las hacen inaccesibles.
Para realizar estos trabajos se elegía un centro de operaciones dentro de cada zona que fortificar. En el caso del Valle del río Aragón se eligió la estación de ferrocarril de Canfranc, por encontrarse en un punto central. En este lugar se realizaban los trabajos de carpintería y almacenamiento del material de construcción, a la vez que servía de alojamiento a los soldados que trabajaban. Desde este punto se llevaba todo hasta los lugares a construir, en muchos casos parte del transporte se realizaba en mulos, llegando a tardar hasta seis horas en llegar a destino, como por ejemplo al N.R. 114 La Raca.
Hoy por hoy esta gran línea defensiva no tiene razón de ser como tal. En Canfranc se recuperó el sector 24 (núcleo de resistencia 111) integrado por trece elementos fortificados que se localizan en el área sur del Paseo de los Melancólicos de Canfranc, y cuyo objetivo era defender la Estación Internacional y el túnel meridional de acceso al Estado español. Los búnkeres más grandes serán habilitados como refugios para peregrinos y montañeros, lo que ya se ha hecho en otros lugares cercanos, como en Villanúa, además de la Torreta de Fusileros en Canfranc como museo. El 8 de enero de 2011 se dio por inaugurada la «Ruta de los Búnkers» en el término municipal de Biescas (Huesca). Se han instalado dos paneles informativos explicando la Línea P. La ruta parte de la batería baja del fuerte de Santa Elena y en ella se pueden observar algunos asentamientos pertenecientes al “Núcleo de Resistencia 106” (Hoz).
Generaciones de aragoneses que tuvieron que hacer el servicio militar en el franquismo, recuerdan sus estancias en los cuarteles y búnkeres de esta Línea P. Estos vivían continuamente con el temor a un ataque aliado o de los maquis, de los cuales se oían innumerables historias.