Los resultados arrojados por el referéndum de autodeterminación en Escocia abren un necesario momento de análisis.
Comenzamos por una engañosa victoria aritmética. Si atendemos a la objetividad del escrutinio, la cercanía de los porcentajes, convierte rápidamente en derrota la posición de los unionistas.
Pero hay un segundo aspecto todavía más importante, las características sociales del sustrato que se ha inclinado a favor de la plena soberanía. En su mayoría, la juventud escocesa se ha decantado por la independencia que también ha triunfado en las zonas más deprimidas del país con un amplio margen.
En apenas una década, Escocia, ha pasado de carecer de autonomía e instituciones propias a ejercer este derecho, contando con un movimiento independentista consolidado. Son tres aspectos que deben hacernos reflexionar sobre quién es el verdadero vencedor en el proceso, mientras que se evidencia un cuestionamiento más profundo, el del fracaso del modelo económico, político y social impuesto por el establishment. Escocia sí ha hablado.
La primera victoria se traduce en el aumento de poderes fiscales, sociales y laborales, lo que sin duda es un varapalo para los principales partidos unionistas -laboristas, conservadores y liberales-, ampliando sus cuotas de autonomía frente a Westminster. Supone el freno a un posible retorno a la política de siempre.
Puyalón reconoce otro punto de análisis. La normalidad con la que se ha vivido el referéndum en las islas, un ejercicio al más puro estilo de la política liberal histórica inglesa, algo impensable en el Estado español.
De nuevo, el ejercicio de un derecho en democracia ha servido como instrumento de ataque a otros procesos abiertos en el reino de España. Las declaraciones emitidas por parte de un gobierno centralista como el español, no pueden dejar de ser calificadas al menos como vergonzantes, más allá de posicionamientos ideológicos, haciendo gala de un profundo paletismo antidemocrático. Como siempre.
Si miramos el mapa global, los procesos de autodeterminación en Europa –y el resto del mundo- no han concluido, en todo caso se han acelerado. Sin duda, veremos el nacimiento de nuevos Estados en el seno del continente europeo.
Puyalón de Cuchas
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