Podríamos fechar los inicios del Cooperativismo en Aragón en las colectividades del Consejo de Aragón en 1937, pero ya en 1919 se fundaba en Estadilla la Cooperativa del Campo San Lorenzo, también la recreativa l’Aurora y la de regantes. La Cooperativa San Miguel de Tauste obtuvo la aprobación de estatutos en enero del 1917 como Caja Rural Católica de San Miguel Arcángel, para posteriormente, en 1919 constituirse como Sindicato Agrícola Católico (202 socios fundadores) y finalmente, en 1944, pasar a ser cooperativa.
Son los inicios de un movimiento cooperativo en Aragón que siempre ha tenido un marcado carácter agroalimentario y ganadero. Que tuvieron su época dorada durante la Cooperativización de las bodegas vitivinícolas en los 70-80’s, como respuesta a los abusos de las Bodegas Privadas, pero que desde las Administraciones aragonesas nunca se ha creído en un verdadero sistema cooperativo aragonés, arraigado, tecnológicamente preparado y como arma contra la despoblación.
En aquellos tiempos las cooperativas demandaban una organización que les permitiera reivindicarse, que actuase como intermediadora, que les diera visibilidad y les representase en su conjunto. También necesitaban disponer de ciertos servicios que propiciaran esa colaboración, base del cooperativismo, y eran conscientes que tenían que hacerlo con una estructura única y de unidad. Fruto de estas necesidades se crearía la Unión de Cooperativas- Federación Aragonesa de Cooperativas Agrarias a mediados de los 80’s.
En Aragón, las cooperativas siguen muy presentes en el sector agrario y ganadero, y representan el 25% de la producción en algunos sectores. Desde la Cátedra de Economía Social de la UZ se recalca en diversas charlas e informaciones, que en Aragón hay un total de 787 cooperativas, que dan empleo a más de 6000 personas, que generan un valor añadido bruto (VAB) de 80 millones. Son claves para la supervivencia de territorios en proceso de despoblación.
Pero lo que tenía que ser un Sector estratégico para el Gobierno de Aragón, no deja de ser una partida, de las tantas, que no contribuyen a fijar un sector económico imprescindible para el entorno rural y supraurbano.
Mientras que el Gobierno de Aragón destina 80 M€ en su Plan Aragonés de Impulso a la Economía Social (fragmentado en 20 M desde 2022-2025). Comunidades vecinas, como la vasca, líderes en el sector y ejemplo mundial a través de su buque insignia Mondragón S.Coop., destina 328,5 M desde 2021-2024 en su Plan Estratégico Interdepartamental de Economía Social.
Una falta de Plan Estratégico y acierto hasta la fecha, en parte por la dejadez y falta de impulso, que llevó en 2021 a la quiebra del grupo Arento. Una quiebra que dejó 15 millones de impagos y deudas en las principales Cooperativas agroalimentarias de Aragón, que sin embargo no ha ocurrido en grupos cooperativos similares en las comunidades vecinas de Navarra y Cataluña, donde han terminado algunas de las Cooperativas aragonesas.
Desde la consejería de Agricultura del Gobierno de Aragón no se hizo ningún control sobre el sobrepago de intereses o las disfunciones en sus cuentas, negándole un aval de 14,4 millones € en 2018, y viendo desde la barrera su quiebra.
Además de este agravio comparativo, la comunidad vasca incorpora diversas partidas a sus PG’s a lo largo de los años, dependiendo de las necesidades y prioridades. Así, 1,3 M en julio de 2022 para paliar la crisis de Ucrania, la aportación del Instituto de Finanzas de 7 M€ como socio cooperativas como Ulma, o la de las ayudas en I+D a través de sus Polos de Innovación, divididos en sectores estratégicos y específicos de cada grupo Cooperativo, en especial el de Mondragon. Donde también interviene su Universidad.
A su vez, las Cooperativas están obligadas a revertir por ley, un porcentaje de sus beneficios en Obra Social, en las comarcas/provincias donde se asientan.
Un arraigo que es valorado por inversores y clientes, que confían en un vendedor fiable, que nunca va a ser vendido a otra Multinacional, ni les va a dejar en la estacada por una quiebra.
Un difícil entramado legal, laboral y financiero, respaldado en muchos casos por Seguros cooperativos e incluso Banca (Mondragon-Caja Laboral-Lagun Aro) que aseguran en todo momento la viabilidad de sus pensiones y el músculo financiero de estas Cooperativas.
Mientras que en Aragón son un total de 787 pequeñas Cooperativas existentes y 6000 trabajadoras, en País Vasco se cuenta en la actualidad con más de 1.200 que emplean a 55.000 trabajadores.
Estas cooperativas, muchas de ellas en el sector industrial, tecnológico, pero también de servicios y agroalimentarias, muestran a menudo la capacidad de competir en un mundo global, sin perder el arraigo y las raíces en el entorno social que las ha visto nacer y crecer. Ayudando a las comarcas más rurales y aisladas a desarrollarse al mismo nivel que las ciudades.
Es evidente que la falta de Soberanía, unas políticas acertadas en el sector, el control sobre los impuestos, la inversión en I+D y unos presupuestos reducidos PG, hacen perder a Aragón su capacidad para crear cooperativas. Y por consiguiente su control sobre los sectores industriales.
El cooperativismo es un movimiento social que determina la cooperación de sus integrantes en el rango económico y social, como medio para lograr que los productores y consumidores, integrados en asociaciones voluntarias (cooperativas), puedan obtener un beneficio mayor para la satisfacción de sus necesidades.
Este movimiento está pensado para extender los beneficios a la base de la pirámide económica, propiciando la inclusión financiera hacia los más necesitados, creando oportunidades de desarrollo social, económico y ambiental.
Entre los objetivos y retos para el sector industrial aragonés debería estar el de control los beneficios de las empresas entre los miembros de esta, ser capaces de negociar sus propios convenios y desprenderse del control de la CEOE como portavoz de la Clase Obrera.
Entre los hándicaps; la creación de Bancas Cooperativas, Aseguradoras, Administradoras de Comunidades Energéticas o semi-Multinacionales al servicio del capital. Las primeras con objetivos especulativos.