Posicionamiento de Puyalón de Cuchas ante el debate sobre el modelo de financiación de las Comunidades Autónomas. Tener autonomía fiscal es acercarse a la soberanía económica.
En este 2022 vuelve al Estado español el eterno debate sobre la financiación de las Comunidades Autónomas. Las variables que maneja el Ministerio de Hacienda priorizarían el criterio de población (densidad) para el reparto de dinero. El peso de factores como los servicios sanitarios, educativos y sociales también van a jugar un papel importante. La solidaridad y la justicia social deberían primar sobre todas las cuestiones, ya que la clase trabajadora es la principal perjudicada en un injusto reparto. Por esta razón, hace tiempo que Puyalón de Cuchas lleva realizando una campaña de iniciativas y denuncias relacionada con la soberanía económica.
Hace unos años se planteaba la federalización del Estado español como una práctica que podría hacer mejorar las cuestiones fiscales, competenciales y de financiación. A día de hoy podemos afirmar con rotundidad que se trata de una vía de fracaso, ya que nunca hubo voluntad para ejecutarla. Esta cuestión está relacionada con la idea de que el Estado (gobierno central) tampoco está dispuesto a descentralizar más sus funciones, a “adelgazarse” para aligerar gasto y duplicidades.
El Ministerio de Hacienda mandó realizar un informe a un grupo de expertos para finales del año pasado, el cual aumentaría la necesidad de gasto de Aragón en un 7%, en detrimento de Galicia, País Valenciano, Cataluña, Andalucía o Madrid, entre otras. El Gobierno de Lambán firmó la Declaración de Santiago con otras ocho Comunidades Autónomas, en una especie de alianza de las zonas despobladas.
Desde Puyalón de Cuchas consideramos que al final se entra en una dinámica de agravios, reproches y exigencias que poco tiene que ver con la racionalidad y la solidaridad. Andalucía, País Valenciano y Murcia reclaman un fondo transitorio compensatorio por la infrafinanciación, Cataluña jugará sus bazas y este carnaval de exigencias terminará muy condicionado por el peso político y las cuestiones electorales. PSOE y PP siempre han actuado así.
Esta reivindicación es el eje sobre el que giran todas las políticas posibles dentro del Régimen del 78. La oferta de servicios ha aumentado muchísimo en las últimas décadas y para garantizar unos níveles óptimos del Estado de Bienestar se necesita una financiación adecuada. Por otro lado hay que encajar la eterna cuestión de la financiación local, que apenas ha crecido respecto a las transferencias efectuadas por el Gobierno central hacia las Autonomías. La presión fiscal es otro tema clave, ya que donde se dan gobiernos neoliberales, se interviene en favor de las rentas altas con un claro perjuicio para la clase trabajadora.
Por ello y siendo prácticos con las condiciones objetivas actuales, demandamos Hacienda Propia, por nuestros Derechos Históricos (Disposición Adicional Tercera del Estatuto) o por justicia hacia el olvido del país. El reto de la soberanía pasa por la autonomía fiscal, ya que la gestión de las competencias propias depende del gasto público. Temas tan candentes como el de la Protección Civil se relacionan directamente con estas cuestiones (asunto que ya denunciamos hace cuatro años), ya que seguimos teniendo una autonomía de tacatá.
Aragón necesita que se cumpla la legalidad de su Estatuto, como el artículo 107 o que se ejecute de verdad el convenio bilateral económico-financiero con el Estado. Las singularidades propias no sirven para nada si no hay voluntad. Es pragmatismo y ser realistas. Nuestro horizonte a largo plazo pasa por construir socialismo desde abajo pero no podemos caer en infantilismos a la hora de posicionar el aquí y ahora de la sociedad aragonesa.
