Realizamos una valoración global del Incendio de Ateca, que ha arrasado unas 14.000 hectáreas, y que tiene unos componentes muy denunciables por la negligencia en su origen y por la caótica gestión del Gobierno de Aragón a distintos niveles.
Cualquier hectárea quemada en cualquier parte del mundo es un drama que no hace falta explicar mucho. Una parte importante en el análisis de las causas del incendio de Ateca tiene que ver con una negligencia extrema por parte de los responsables de una empresa (Land Life) que estaba realizando trabajos forestales en plena ola de calor, a las cuatro de la tarde, entre los términos de Bubierca y Ateca. Una empresa que se dedica al mercadeo de CO2 para que otras multinacionales puedan seguir contaminando. El capitalismo en estado puro: máximo beneficio sin ningún escrúpulo.
Es obvio que no deseaban esa consecuencia, a pesar de que ya habían provocado un incendio -menos aparatoso, unas 20 hectáreas-, el pasado 20 de junio. Desde Puyalón de Cuchas nos preguntamos qué tipo de controles, los llaman recomendaciones, hace el Gobierno de Aragón para evitar estas prácticas ecocidas. El INAGA es responsable en primera instancia, por permitir semejante atrocidad. El PSOE se esconde como un avestruz, cuando esta catástrofe podría haber sido perfectamente evitable. Y sus socios de gobierno (Podemos, CHA y PAR) dejan hacer, en vez de forzar para endurecer la normativa.
Podemos tener mil debates sobre el tema de la virulencia de los incendios -los denominan de nueva generación-, muy influenciados por el cambio climático y la progresiva desertificación de los suelos -en la Ibérica, en Aragón y en toda la península-. Pero en Aragón hay herramientas y medios suficientes como para aminorar el impacto de este tipo de catástrofes. El problema viene cuando el máximo responsable de la gestión forestal (Diego Bayona, Podemos) no atiende o se desentiende de las demandas de las personas que trabajan protegiéndonos de estos incendios.
Nuestra organización lleva tiempo mostrando su compromiso y solidaridad con las personas que se dejan la piel por cuidar nuestro medio natural:
Actualmente el Operativo de Prevención y Extinción de Incendios está compuesto por más de mil trabajadores, distribuidos por toda la geografía aragonesa. Este colectivo laboral se encuentra muy precarizado, ya que una parte importante del personal son contratados como Fijos Discontinuos, o no tienen reconocida la categoría de Bombera y Bombero Forestal. Los recortes en las cuadrillas hacen que ante situaciones crecientes de emergencia como las que hemos vivido, la capacidad de respuesta sea más lenta y el impacto mucho más negativo.
El drama socioeconómico y medioambiental en esta zona del Alto Jalón empieza ya, con un destrozo sin precedentes sobre el territorio de poblaciones como Moros, Villalengua, Terrer, Castejón de las Armas, Ateca, Bubierca, Alhama de Aragón o Contamina.
En el término municipal de Ateca había 1640 hectáreas de terrenos forestales, 4821 de pastizales y eriales, 1706 tierras de cultivo (datos de 2020, Gobierno de Aragón). Ese 70% de zonas forestales y espacios abiertos ha quedado significativamente muy reducido. Las imágenes de la vega del Manubles suponen un hachazo mortal para la economía de unas pueblos que dependen en un alto porcentaje de la fruta -el término de Moros ha quedado arrasado prácticamente al 100%-. Se trata de un terreno muy árido, que tardará décadas en recuperarse.
Desde Puyalón entendemos el cuidado del territorio como un elemento clave para luchar contra la despoblación y por lo que afecta al mantenimiento de la biodiversidad. Sin soberanía ni recursos propios, se hace difícil pensar que podamos mantener nuestros pueblos y nuestro monte tal y como lo dejaron nuestros antepasados.