Desde Puyalón de Cuchas vemos grandes similitudes entre el fiasco de la Expo´08 de Zaragoza y el
proyecto de Olimpiadas en el Pirineo Aragonés y Catalán. En ambos proyectos perdemos todas y ganan unas pocas, dedicando una gran cantidad de recursos públicos para infraestructuras que se abandonan y dejando deudas millonarias. Unos millones que, bien usados, podrían dar vida y futuro a estas redoladas aragonesas.
Parece que fue ayer y ya han pasado casi 14 años desde la celebración de Expo’08 Zaragoza. Enfrente tenemos una nueva amenaza disfrazada de oportunidad histórica: los Juegos Olímpicos en el Pirineo Aragonés y Catalán. Tras los intentos en Jaca’98 o ’02 ’10 ’14, y el fracaso de la Universiada Jaca’95, ahora viene de la mano de los gobiernos Aragonés, Catalán, y el Sindic d’Arán, con el soporte de España. Tenemos el reto, de demostrar que la celebración de unos Juegos Olímpicos de Invierno en el Pirineo Aragonés es incompatible con el Cambio Climático y el desarrollo sostenible de las comarcas del norte de nuestro País.
La excusa en este tipo de eventos insostenibles, en busca de Inversión para el territorio Aragonés,
es más propio de sociedades subdesarrolladas. La falta de Soberanía Económica y la marginación a
la que el Estado somete a Aragón hace ver en este tipo de proyectos la única vía posible para la llegada de servicios e inversiones. Así ocurrió con la Expo’08 y la realización de infraestructuras demandadas desde hacía más de 50 años. Es un chantaje en toda regla.
A pesar del mensaje repetitivo mensaje de que “gracias a la Expo …”, vendido por políticos y partidarios de este tipo de eventos, no se genera el empleo anunciado cuando la sede es nominada. Belloch anunció 35.000 empleos en 4 años, dato que no se alcanzó. Pero además no nos imaginamos la cantidad de empleo que se podría haber generado con los 500 millones de deuda declarada en la Exposición. Un Movimiento del voluntariado, creado por el mismo Belloch, ayudó a este fracaso en las expectativas de empleo, y los resultados demográficos con un desplome tras su finalización. La marcha de inmigrantes venidos en esos últimos años supuso un saldo vegetativo negativo de cerca de 30.000 habitantes en la década posterior a la Expo. El empleo precario generado, relacionado con el sector servicios y la construcción, cayó al mismo tiempo que su burbuja inmobiliaria, cosa que no ocurrió en Europa o países limítrofes como Francia, País Vasco o Navarra.
Al igual que en unos JJOO, en EXPO 08 la empresa administradora proyectaba reducir pérdidas del
evento alquilando sus instalaciones. Tras su finalización, de los 170.000 m2 disponibles solo se habían ocupado 79.000m2, 46.000 de ellos por el propio Gobierno de Aragón en un intento de generar un polo de atracción para el sector de gestión. Cabe destacar el enorme cajón de deudas que deja el mantenimiento de estas instalaciones, a menudo inadecuado o inexistente, que las hace depreciar su valor a gran velocidad. La gran mayoría de los pabellones siguen a día de hoy, 13 años después, sin uso, y ya se plantea su transformación en viviendas. Este problema, no por no sabido, sigue repitiendose. Son numerosas las infraestructuras hechas para unos Juegos Olímpicos o Expos que duermen el sueño de los justos abandonadas a su suerte. Sigue sin figurar en ninguna de las planificaciones de estos JJOO la dotación de infraestructuras de futuro, inofensivas con el medioambiente e insensibles al cambio climático.
Como en la Expo’08 se desarrolla como un artefacto de transformación urbana durante un ciclo inmobiliario alcista, que da como resultado nuevo barrios y/o centros comerciales vacíos donde el simple mantenimiento de sus servicios es un pozo sin fondo para las arcas municipales. El Pirineo no se vería libre de esta vorágine constructora de la mano de la flexibilización de las normativas urbanísticas y medioambientales.
La tan pretendida imagen internacional buscada con estos eventos resultó ser un fracaso en la
Expo’08, con un cierre de filas ante una imagen de españolidad y unidad, amañando incluso concursos de ideas para dar un nombre a la mascota, del que fue eliminado el ganador en lengua aragonesa “Chisla”. El alcalde de Zaragoza aprovechó la ocasión para instalar un gran Banderón de España en la Pza de Aragón, con desfile militar incluido. El 63% de las personas que visitaron la Expo eran aragonesas, de las cuáles 91,6% eran de Zaragoza. Sólo el 3,6% del total fueron extranjeros. Y una encuesta de 2021 resaltaba que la imagen de Zaragoza en el exterior era “difusa”. No esperamos mucho más de JJOO donde la imagen de españolidad y similar a la vendida en paquetes turísticos en otras zonas de España daría como resultado un fracaso en visitas y una nula imagen exterior diferenciada.
Este proyecto de Juegos Olímpicos es un error en toda regla para conseguir un desarrollo de las
comarcas del norte de Aragón. Lo que se necesitan en estas redoladas son unas infraestructuras,
unos servicios y unas posibilidades de trabajo estable que permitan mantener, e incluso aumentar, la población. Aragón no puede basar el desarrollo de la montaña en pistas de saltos, bobsleigh o skeleton que estén fuera de uso nueve meses al año e infrautilizadas los otros tres.