Así resumimos desde Puyalón de Cuchas el discurso de fin de año del Presidente de Aragón en el que ha realizado una exposición de color de rosa de la situación del país, de lo que España nos aporta y de una economía que nos lleva al colapso.
Nada nuevo bajo el sol. El señor Lambán ha vuelto a mostrar su faceta de españolismo más rancio sin ningún ápice de crítica al histórico desprecio que ha sufrido Aragón por parte de las instituciones centrales del estado, relegándonos a ser un territorio de tercera, sumiso a las indicaciones de los poderes centrales económicos y políticos y sin ningún ápice de autoestima que no sea para enfrentarnos a otras Comunidades.
Varias referencias ha hecho Lambán al sistema sanitario pero ninguna a la falta de profesionales en todas las áreas, a la sobrecarga de trabajo o a los contratos precarios. Pero tampoco ha hecho ninguna mención al desvío de fondos públicos a la sanidad privada. Estas mismas palabras sirven para la educación. Su discurso autocomplaciente está muy alejado de la realidad: contratos precarios, falta de recursos, desvío de dinero a educación privatizada…
En una cosa ha acertado Javier Lambán: “somos pocos” pero ahí se ha quedado, no ha dado solución ni ha aportado ideas para el reequilibrio poblacional de Aragón ni la repoblación del medio rural. De hecho sus políticas van totalmente en contra de estos objetivos: grandes proyectos de grandes actores económicos que controlando el mercado laboral de algunos territorios, se convierten en los nuevos caciques. Nada de economía cooperativa, colaborativa, investigación… Ni una referencia ha hecho a estos sectores que deben ser los que dinamicen el medio rural aragonés a la vez que mejoran las interacciones sociales.
Por supuesto ha hecho referencia a otro macroproyecto donde enterrar cientos de millones de euros: los Juegos Olímpicos. Una futura Expo 2008 abandonada pero en medio del Pirineo. No aprenden.
Y, cómo no, ha hecho referencia al “diálogo social”, ese eufemismo en el que algunos “sindicatos” asumen posiciones de la patronal y ofrecen servidumbre ante los poderes económicos y sociales, a cambio de ofertar esa mansedumbre a multinacionales. Unas multinacionales a las que les ponen la alfombra roja para instalarse, mientras pequeños empresarios de nuestros pueblos tienen que cerrar por las trabas que sufren. Unas multinacionales que cada vez que quieren subvenciones amenazan con cerrar e irse a otro lado.
Resumiendo, desde Puyalón de Cuchas, valoramos que no hay nada nuevo bajo el sol, más de lo mismo, Lambán en el país de las maravillas, España, España, España… No es original, pero es lo que ha dado de sí este discurso de nuestro servil presidente.