La Renta Básica Universal tiene que ser uno de las herramientas básicas sobre las que se sustente la defensa y el bienestar de las mayorías, ante la previsible situación de crisis económica que ya se está generando. En este sentido y como medida concreta, exigimos al gobierno central que apruebe una renta mínima de manera urgente, la cual garantice unos ingresos mínimos. El Estado debe cubrir el 100%, o complementando salarios o pensiones. La época de los subsidios tiene que llegar a su fin, aquí tenemos el ejemplo del Ingreso Aragonés de Inserción: una ayuda insuficiente y que instituciones como el ayuntamiento de Zaragoza no está tramitando con el estado de alarma.
Esta renta mínima ha de ser la base para impulsar la Renta Básica Universal, un derecho que toda persona debería de tener, simplemente por el hecho de vivir, con el objetivo de que la mayoría tenga las necesidades básicas cubiertas. Desde finales de los setenta del siglo pasado, las rentas del trabajo han ido cayendo de forma sostenida; los ciclos económicos depresivos son cada vez más frecuentes, y esto hace que desde la izquierda transformadora se plantee asociar un ingreso vital para la población. Esto evitaría la precarización, eliminaría los contratos a la baja de la patronal y minimizaría la economía sumergida.
Es evidente que para una organización anticapitalista como Puyalón esto no es suficiente, pero se deben avanzar pasos para que la clase trabajadora no sufra más los abusos del capitalismo. En este sentido, el único plan de choque social que contemplamos, pasa por nacionalizar los sectores estratégicos, construir poder popular y soberano, y cuidar en sentido comunitario de los sectores más frágiles. En definitiva, un sistema social y económico nuevo, que nos aleje de los viejos buitres (troikas, inversores) que ya merodean alrededor del escenario postcrisis sanitaria.
]]>