Esta central aprovechaba la producción local de carbón lignito. La mina de Las Eras, subterránea, de la que se conservan el edificio de máquinas y la tolva desde la que se llevaba el carbón a la central. También se abastecía de las locales Hoya Marina y Campos. Se dispuso un entramado de cables aéreos, torres metálicas y túneles para llevar el carbón a la central y salvar lo agreste del terreno. Se ha conservado parte de este espectacular entramado. Llegó a tener tres calderas, una de ellas fabricada en los Talleres Mercier de Zaragoza, asociados en el siglo XIX a Averly y posteriormente dedicados a la industria de modo independiente. En los años 60 se cierran y se abren las minas a cielo abierto de la comarca de Andorra-Sierra de Arcos. Casi paralelamente a su cierre, se abre por Endesa la central térmica de Andorra.
La central térmica de Aliaga es, en conjunto, una imponente y elegante muestra de arquitectura industrial, vestigio de un tiempo que merece recordarse y aprovechar la grandiosidad del edificio. Produce un impactante efecto ver emerger este edificio en un espectacular entorno natural. Sigue un estilo historicista propio del régimen franquista. El edificio tiene tres naves y los materiales son el ladrillo, el hormigón y el cemento. La sala de calderas tiene 76 metros de longitud y 36 metros de altura. Hay también edificios de talleres, la tolvas y depósitos de agua. Un pequeño embalse sobre el río Guadalope servía para refrigerar la central, pero no se han conservado las torres de refrigeración. El auge de la producción, se amplió la central en 1958, hizo que pronto el carbón local fuera insuficiente, la central necesitaba 900 Tm de carbón, y hubiera de abastecerse por carretera de otros yacimientos turolenses. Esto a la larga motivaría su cierre por los costos económicos del transporte. Llegó a producir 280 millones de kW/hora. Durante estas décadas Aliaga llegó a contar con 2.000 habitantes, la mayoría vivían directa o indirectamente de la central, mientras que actualmente no llega a 400.
Lamentablemente la venta y el desmantelamiento provocó la pérdida de la maquinaria, que bien pudiera haber sido aprovechada para el proyecto de museo del carbón y centro cultural. Propuesto desde el pueblo de Aliaga como arqueología industrial. Completando el existente centro de interpretación de la minería, en el barrio de Santa Bárbara de Aliaga. Un referente puede ser el museo de la energía en Ponferrada, sobre otra central térmica. Merece el apoyo de las administraciones, empezando por la catalogación como Bien de Interés Cultural como paso a consolidarlo y evitar su hundimiento. El ayuntamiento firmó un convenio con la Fundación Iberoamericana de las Industrias Culturales y Creativas, para redactar un proyecto y presentarlo al Ministerio de Cultura. María Giménez, licenciada en Bellas Artes y descendiente de Aliaga. “Queremos convertir Aliaga en un complejo total dedicado a la cultura como sucede en la cuenca del Ruhr porque las antiguas térmicas son como las catedrales del siglo XXI”. Sería una atractiva oferta combinada con el ya activo parque geológico, donde se pueden observar y estudiar todas las edades geológicas del planeta.
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