Desde el comienzo de la crisis capitalista se ha constatado un aumento de la agresividad del capital contra la clase trabajadora, que va más allá de los meros resultados económicos o la productividad. El último caso dentro de nuestro país lo tenemos en el conflicto que atraviesa la empresa aragonesa Pikolín. En este icono del tejido industrial aragonés hoy la dirección ha anunciado el nuevo ERE, mediante el que despediría a 236 trabajadores y reduciría hasta en 105 días de trabajo durante tres años al resto de la plantilla, además de suponer el empeoramiento de las condiciones laborales en otros aspectos. Y todo ello con el telón de fondo de que, ante la falta de acuerdo, el convenio colectivo pase de ser el de la empresa al genérico del provincial, con condiciones laborales y salariales todavía peores, gracias a las dos últimas reformas laborales, contra las que tanto ha luchado el movimiento obrero aragonés y la plantilla de Pikolín en particular.
Ante todo este escenario, desde Puyalón de Cuchas no podemos entender como una empresa líder en su sector en los estados español y francés, y que ha sido capaz de invertir fuera de nuestras fronteras decenas de millones de euros en los últimos años puede ser tan cínica de degradar la situación de sus trabajadores de semejante manera cuando existen alternativas. Existen, por ejemplo, las planteadas por el Comité de Empresa, el cual, a costa de una rebaja salarial y un ERE de suspensión, ofrece para toda la plantilla una solución solidaria, cuyos sacrificios alcanzarían por igual a trabajadores de oficina y fábrica por un lado y a directiva por otro.
Es importante este punto, puesto que de las malas decisiones industriales de una dirección que ha cambiado tres veces en ocho años se deriva en buena parte la situación actual de la planta zaragozana; una situación, pues, de la que no es responsable la plantilla, y sí quien ahora pretende que sea la pagana de esas malas decisiones suyas, que hacen que mientras el grupo alcanza beneficios con sus secciones internacionales, aquí repercuta pérdidas con el fin de justificar lo injustificable: un ERE que dejaría la plantilla en la mitad de lo que fue hace apenas unos años, con peores sueldos y unas condiciones de trabajo degradadas. Por ello nos ponemos del lado de los y las trabajadoras de Pikolín, porque en lo público o en lo privado, en el trabajo o en los servicios públicos, es intolerable que esta crisis la paguemos nosotras, las clases populares y trabajadoras, de Aragón y de todo el mundo, y que aun encima nuestras propuestas y nuestras necesidades sean ninguneadas por empresarios y administraciones.
Por todo este cúmulo de injusticias, desde Puyalón de Cuchas queremos hacer llegar nuestro apoyo y solidaridad a toda la plantilla de Pikolín en las movilizaciones y la lucha que les aguarda, cuyo calendario os indicamos a continuación para que difundáis, acudáis y apoyéis.
Entalto a luita d’a clase treballadera aragonesa!
¡Difunde, acude y participa!
]]>