Todos los castigos de los Decretos de Nueva Planta se basaron en el “derecho de conquista”. Además de todas las agresiones, la sangrienta represión posterior a la guerra hace que Aragón pierda el 60% de la población con que contaba a finales del siglo XVII, suponiendo una auténtica ruina económica y social. La historia la escriben los vencedores. El pueblo aragonés debe recuperar su memoria, también la de aquel 1707, para no agitar la bandera equivocada: la de la corrupción, la despoblación, la mala financiación o la que legisla para encarcelarnos desde Madrid. La aplicación del artículo 155 es una Nueva Planta más. El pueblo catalán quiere recuperar su libertad y desde el Estado le recuerdan que es una parte de España por asimilación. Las aragonesas tenemos que ser conscientes de que esta represión no saldrá gratis: nuestra pequeña soberanía está en juego.
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