Desde Puyalón, en el 1 de mayo, seguimos reivindicando un marco aragonés, donde tengan cabida todas las necesidades de la Clase Trabajadora. Donde la Economía juegue un papel fundamental para que ésta pueble nuestro territorio y no tenga que emigrar. Donde la Política haga una barrera real frente
a los estrategas del paraíso fiscal y la deslocalización.
Acabamos de conocer los datos de desempleo para el trimestre de 2024. Su tasa de 8,04% coloca
a Aragón como la segunda comunidad en el Estado, por detrás de Cantabria.
Un dato que nos sitúa al frente del desempleo en el Estado, pero sin embargo esconde una realidad
en la calidad de empleo en Aragón. Se han contabilizado 4000 personas ocupadas menos que
al cierre de 2023.
El salario medio sigue sin aumentar al ritmo que el resto de Europa (a pesar de la inflación el salario
aragonés sigue creciendo 4,3% al año, 1 punto menos que la media del Estado). Los aragoneses/
as siguen encontrando más oportunidades fuera de nuestras fronteras, no sólo fuera del Estado,
sino también en otras comunidades. Empleo que en su mayoría es mejor remunerado, con
mayor mano de obra cualificada, … y que sigue olvidándose de nuestro país, sobre todo Uesca y
Teruel.
Esta última apenas cuentas con 65.100 personas ocupadas, en una deslumbrante primera posición
en provincias del Estado con un 6,36%. Con una subida de apenas 200 personas ocupadas. Cifra
ridícula en comparación con los porcentajes de otras provincias.
No vamos a hablar de la provincia de Uesca, donde ni si quiera los buenos datos de Aragón, su tan
alabado Turismo en plena temporada de invierno, ni su situación estratégica, le hace bajar del
10,3 %. La precariedad en las condiciones de estos empleos, unida a la falta de Vivienda en alquiler
en las zonas donde se produce, expulsa a cualquier trabajadora con ganas de permanecer en nuestro
territorio. La mujer sigue sin sentirse cómoda ni correctamente remunerada en este territorio.
La cifra de 616.500 personas ocupadas en nuestro país debería hacernos reflexionar. Las condiciones
laborales, ligadas a un convenio autonómico propio que reflejase las características de
nuestra industria y territorio, deberían suplir estas carencias.