Localizado en Calamocha (Ibérica Sur) en las inmediaciones del puente romano de Calamocha sobre el Jiloca y construido a instancias del Concejo del lugar en 1646 por Antonio de Alfaro y Juan Colás. Se utilizaba para lavar las lanas de los grandes rebaños de lo que hoy es la provincia de Teruel. Años después, para garantizar el suministro de agua del Jiloca, se construyó una noria y un azud, estuvo en uso hasta 1890.
El valle del Jiloca se articulaba como el centro del comercio de lanas de las Comunidades de Teruel, Albarracín y Daroca. En este lavadero ordenado en un gran patio central, donde se sucedían calderas, tenerías y escurrideros, se lavaban los vellones para depurarlos de suciedad y grasa. Para ello se escaldaba en grandes tenerías, posteriormente se aclaraba en una canal-lavadero y tras el proceso se secaba al sol. El destino de estas lanas de vellón medio era la exportación a Italia, Catalunya, Francia, Flandes. De hecho, cerca de Calamocha, en El Poyo del Cid, se encuentran restos de otra instalación parecida, elaborado con piedras de un yacimiento romano. Y se llegó a proyectar la construcción de otro lavadero en Fuentes Claras, pero la obra nunca se realizó -por oposición de las instalaciones cercanas-.
Del complejo original se conserva el gran patio de lavado con cinco grandes pilas tenerías de piedra tallada, la tapia original se utilizaba de soporte para abastecer de agua del Jiloca a la caldera, también quedan restos de una ermita.
Es de destacar la gran cantidad de pinturas y graffitis conservados relativos al comercio de lana
Actualmente carece de figura de protección, se encuentra abandonado y parcialmente derruido, consecuencia del expolio, lo que ha llevado a la desaparición de estos valiosos graffitis. Otro ejemplo de arquitectura del agua, muy vinculado a la historia del país, y que corre un peligro evidente.
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