El pasado mes de noviembre, la Asamblea Zaragoza Antifascista y la organización juvenil independentista Purna presentaron la campaña «Fuera fascismo de nuestros barrios y pueblos. Aragón Antifaixista» para acercar el antifascismo a la juventud de los barrios y pueblos de Aragón. Siguiendo con esta campaña, la semana pasada dieron un paso más con la elaboración del documento ‘Comprender el fascismo en Aragón’.
“La crisis económica con la deslegitimación de las instituciones del Estado nos lleva, en lo que al fascismo se refiere, a un nuevo marco en el que éste trata de incrementar su influencia política”, señalan. El documento trata de ser una aportación “para la comprensión de los nuevos campos en los que el fascismo se mueve, como mejor método para poder combatirlo”. Los colectivos que impulsan esta campaña, Zaragoza Antifascista y Purna, quieren contribuir al debate antifascista “aportando ideas y planteamientos que generalmente no se suelen tener en cuenta”.
El documento se podría resumir en cinco puntos. En el primero, hablan del intento de politización del fascismo para su propio crecimiento, “tal y como hace en Europa o en Grecia, donde han conseguido superar el triburbanismo de décadas pasadas”. “Intentará mostrarse con buena cara ante la sociedad presentando soluciones fáciles y populistas a los problemas que la sociedad concibe como prioritarios”, explican en el documento.
“En Aragón y en el Estado español el fenómeno migratorio no se ha dado como en otros países europeos por lo que es improbable que el fascismo encuentre ahí el arma o el discurso que les haga crecer. Todavía no ha encontrado el elemento de odio que le haga construir mayorías y no parece que lo vaya a hacer en los conflictos tradicionales. Se debe distinguir entre el neofascismo (parlamentario y liberal) de corte europeo, fracasado ya en el Estado; la vertiente nacional-revolucionaria (con una estética más obrerista y social) que crece tímidamente por la crisis; y la nacional-católica tradicional que se funda en el españolismo y coincide con los objetivos de la oligarquía unionista”, detalla el segundo de los puntos del documento.
El anticatalanismo y en nacionalismo español son protagonistas del tercer punto. “El conflicto más probable que dé alas al fascismo en nuestro ámbito es el anticatalanismo y la afirmación del nacionalismo español frente a los diferentes procesos de liberación nacional. Fuente de odio que resulta especialmente virulenta en la realidad del pueblo aragonés donde el anticatalanismo está a la orden del día. Podemos afirmar ya la incipiente escalada de un odio étnico que sólo puede ser un caldo de cultivo para el crecimiento del fascismo”, resumen.
“La forma táctica del antifascismo ha de ser la de abordar el problema de la nacionalidad y la etnicidad del Estado español, afrontando este debate sin tabús ni miedos. Es necesario apostar por una idea de España como cárcel de pueblos y no simplemente como una nación que oprime otras naciones”, aseveran en el cuarto punto.
“Además, la experiencia nos muestra que no es suficiente para combatir al fascismo con una elevada conciencia de clase. La tarea y la militancia antifascista se nos presenta como una necesidad en sí misma, que precisa disputar espacios y visibilidad pública para evitar que su discurso sea normalizado”, concluyen en el quinto.
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