Puyalón celebra las declaraciones del presidente de Iberdrola en las que afirma que no es rentable el mantenimiento de la central nuclear y va a ser cerrada
El cierre de la central nuclear de Garoña debe ser el inicio del abandono de este sistema de generación eléctrica. En Puyalón apostamos por un sistema energético que se centre en la generación mediante renovables y con una propiedad totalmente pública. Defendemos un sistema eléctrico público aragonés, que debe comenzar con la reversión de los saltos hidroeléctricos a los que caducan las concesiones. La producción y distribución de este bien estratégico debe estar en manos de todo el pueblo aragonés y no en las de empresas, cuyo único fin es su beneficio económico.
La central nuclear de Garoña fue diseñada para una vida de cuarenta años y debía ser cerrada en 2009, pero ese mismo año le fue concedida una prórroga hasta 2013. En su historial hay un amplio conjunto de anomalías e incidentes. Hay que recordar que un problema grave en esta central afectaría a toda la cuenca del Ebro, con unas consecuencias económicas, medioambientales y sociales impredecibles e incalculables.
Garoña empezó a funcionar en 1971 y está en parada desde diciembre de 2012 por decisión de su propietaria Nuclenor, participada por Endesa e Iberdrola. Es una central de primera generación y produce electricidad a partir del vapor al calentar el agua que mueve las turbinas. Según Greenpeace la refrigeración de la central provoca un aumento de la temperatura del agua del Ebro y afecta a la flora y fauna. Cabe recordar que ya en 1981 se detectaron fisuras en la vasija del reactor, en las barras que controlan la reacción nuclear en caso de tener que detener el reactor. Según Ecologistas en Acción se trata de un reactor idéntico al de Fukushima y de gran riesgo por sus pésimas condiciones.
Cierto es que con el cierre se perderán puestos de trabajo, pero también es cierto que se conoce la caducidad de estas centrales. Sin olvidar que hará falta personal para el largo y laborioso proceso de desmantelamiento. Desde Puyalón estimamos que el riesgo de Garoña es mucho mayor que los beneficios sociales que genera y que hay una mayoría social que demanda su cierre definitivo.
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