El pueblo aragonés, seguido por algunas de sus instituciones más cercanas, se ha conmovido y movilizado ante la colosal tragedia de los cientos de miles de refugiados que huyen desesperados del infierno en el que otros han convertido su país. Es un parche loable, urgente y vital. Pero es un parche. La tragedia era evitable con una variable tan sencilla como que esos “otros” no hubiesen saqueado los países de origen. El PP, como el PSOE de Lambán, alzaron sus voces no hace mucho, suplicando a esos “otros”, la OTAN, para que interviniese en la guerra que se desarrolla en el único suelo laico de oriente medio, Siria. Cazas, drones, misiles, armas, asesoriamiento y consultores privados de los estados de la OTAN fueron puestos al servicio de los “rebeldes”. Lo que ocultaron cuidadosamente es que esos “rebeldes” eran las tropas de la filial de Al-queda en la zona, así como el núcleo duro del ISIS. Y que sus peores enemigos son un gobierno progresista y laico, y un pueblo entero, el kurdo que es no sólo masacrado por los yihadistas, si no que un estado alíado de España y la OTAN, Turquía, no pierde opòrtunidad de reprimir con cárceles y bombas. Pueblos enteros que hoy mueren tratando de huir de un genocidio efectuádo en nombre de los beneficios de muy pocos y ejecutado por la OTAN y sus ejércitos. Ésos a los que desde la izquierda rupturista gritamos desde lo más profundo del corazón y la cabeza: ¡Que se vayan! ¡Y que no vuelvan!]]>