Desde Puyalón de Cuchas observamos con preocupación los movimientos de Cemex para transformar progresivamente la actual cementera de Morata de Jalón en una planta incineradora. Desde hace unas semanas lleva incinerando residuos como plásticos, neumáticos, aceites, disolventes, detergentes o lodos de depuradora. En una comarca que ya padece otros graves problemas ecológicos como el pantano de Mularroya y la inminente puesta en actividad de la mina de Borobia.
Todo ello sin contar con la comisión de sostenibilidad, órgano de consenso entre empresa, ayuntamiento y colectivos sociales. Rompiendo por tanto la concordia existente y sin preocuparle la salud de las personas. El pueblo de Morata de Jalón siempre ha asumido los pros y contras de tener una cementera. De hecho, la más rentable de Cemex en el Estado español. Rechazamos de plano que se ligue la continuidad de la planta a que se incinere y a ser el basurero de Aragón. Más cuando ya ha habido despidos o directamente han cerrado algunas plantas cementeras donde se incineraba.
La bajada en las ventas de cemento, unido en el caso de Cemex a ruinosas inversiones en Estados Unidos, ha hecho que se reorienten las cementeras hacia una nueva y lucrativa actividad, la incineración de residuos. Así reciben subvenciones, se ahorran el combustible y gracias a una asignación sobreestimada pueden vender en el mercado internacional sus derechos de emisión de dióxido de carbono. En el caso de Cemex le reporta 210 millones de beneficio. Varios de estos residuos pueden ser reciclados. Por ejemplo, el caucho de los neumáticos para aglomerante asfáltico o los lodos de depuradora como materia orgánica y para suelos degradados.
En un momento clave donde el Plan de Residuos de Aragón caduca y debe renovarse, pedimos firmeza y que siga siendo restrictivo con la incineración. La empresa ya ha pedido una asignación de 63.000 toneladas anuales de residuos. Si no contamina porque dicen que pasa por el clinker, están produciendo cemento contaminado. En su día se invirtieron casi 80 millones de euros en el en el Complejo para Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza para poder gestionar estos residuos adecuadamente.
Numerosos estudios relacionan la exposición a estas incineradoras, a consecuencias negativas para la salud, como el aumento de posibilidades de tener un cáncer, ya que emiten dioxinas, butadieno, benceno, tolueno, benzopireno, isocianato, furano, sulfoclorados y metales pesados.
Esto no se limita a la población, sino a cincuenta kilómetros a la redonda, varias comarcas pueden verse afectadas además en sus productos agropecuarios y hasta perder la denominación de origen, unido a la dificultad de vender productos del entorno de una incineradora, por lo que puede dañar gravemente la economía de estas comarcas.
No nos cabe duda de la lucha de Morata de Jalón por su futuro. Como en su día consiguió parar la incineración de las harinas cárnicas procedentes de las vacas locas. Animamos a los colectivos sociales y agentes económicos de la comarca a luchar por ello.
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