La propuesta del Gobierno central de destinar 200 millones de euros a bonificar trenes haciendo gratuitas las cercanías y la media distancia apenas va a tener efectos en Aragón por el desmantelamiento del frágil sistema ferroviario aragonés.
Puyalón de Cuchas sostiene que es una tomadura de pelo gigantesca de la que solo 5.000 aragonesas y aragoneses se beneficiarán. Se trata de una nueva tomadura de pelo y van muchas, en la línea de la supresión de frecuencias y servicios o los intentos por eliminar al personal de venta en estaciones como la de Ariza, Ayerbe o Santa Eulalia, por poner unos ejemplos.
El supuesto giro a la «izquierda» del «gobierno más progresista de la historia» no es más que otra medida política de derechas. Bonificar todos los viajes por igual sin aplicar criterios de progresividad de renta, uso o circunstancias personales es una política regresiva, no es una política justa ni progresista.
El agravio comparativo que viven los aragoneses se muestra con una hipocresía y dejadez absoluta por parte de todos los gobiernos de turno y las entidades responsables de los servicios públicos. Da igual el partido, PP o PSOE, o el régimen político del Estado, la demografía juzga al pueblo aragonés a una jerarquía de inversiones absolutamente patética en cuanto se habla de aspectos que no influyen en los nodos socioeconómicos de la burguesía española. Es de esperar que estos partidos llenen las portadas con propuestas vacías cuando se debata sobre financiación autonómica, aludiendo a la despoblación o la extensión territorial.
El sistema ferroviario español es un ejemplo perfecto de tratamiento colonial. Y esta medida refleja muy a las claras esta situación. Las diferentes concentraciones sociales bajo el lema “Aragón no pierdas tu tren” inciden en todas estas cuestiones. Ni corredores estratégicos ni nexo del cuadrante noreste ni conexiones directas con el Estado francés, ni una digna red para el sur de Aragón. El tránsito laboral, social y económico a través del ferrocarril es una entelequia en Aragón en pleno siglo XXI.
Desde Puyalón de Cuchas vemos imprescindible un plan estratégico de reconversión en cercanías de los ejes N-S-E-O del país así como una recuperación de las conexiones de trenes convencionales. Proponemos la extensión de una red de cercanías que organice dos ejes sobre el actual tendido ferroviario. Un eje norte-sur, Uesca-Calatayub o Uesca-Calamocha, y un eje este-oeste, desde Casp hasta Alagón, con posibilidad de conectar con Tudela-Castejón. De igual manera vemos imprescindible la potenciación del eje Canfran-Teruel y Tardienta-Lleida.
Como organización política soberanista y de izquierdas, demandamos una red pública de trenes, que vertebre nuestro territorio, que sea accesible para la clase trabajadora y medioambientalmente sostenible.