La villa de Ateca (Comunidat de Calatayub) celebra la Máscara durante las fiestas patronales de San Blas, los días 2 y 3 de febrero, representando el folklore más genuino de la localidad y uno de los más peculiares de la Celtiberia aragonesa. La Máscara de Ateca es un personaje semigrotesco que aparece en las fiestas de las Candelas (en aragonés, Candelaria) y de San Blas, patrón de la localidad, persiguiendo y golpeando con su escudo en la cabeza a los chavales. El momento cumbre se produce durante la subida al cerro de San Blas donde los zagales tratan de impedírselo, arrojándole manzanas o naranjas desde arriba. Viste un traje de chaquetilla, pantalón y gorro de tela de hilo roja y amarilla a rayas verticales, imitando a la bandera aragonesa. De los extremos de la vestimenta cuelgan pequeños cascabeles. La Máscara va armada con un corto sable y protegida por una corbetera (tapadera en castellano). Su traje parece estar inspirado en los de bufones o arlequines.
La primera salida de la Máscara es el día 2 de febrero, sale del Ayuntamiento tras el chupinazo del mediodía y comienza a encorrer a la juventud, por las calles y por las casas. Los chicos insultan al personaje con improperios de todo tipo: “mascaruta, robatocinos, angulema…”. Por la noche se quema en la plaza la tradicional hoguera de las Candelas, cuando esta casi se ha consumido, la Máscara entra en escena, saltando sobre las brasas y siendo aclamada por el público. Al acabar se forma un corro y se le canta la canción del Puente de Alcolea.
El día de San Blas, la Máscara acompaña a la procesión del santo, sin pegar ni perseguir a nadie, sino que va dando su bendición, poniendo la corbetera sobre sus cabezas. La juventud espera en el cerro de San Blas, a cuyo pie está la ermita, bien aprovisionada de manzanas, esperando la batalla final. La Máscara pide la protección del santo para subir al cerro, una vez arriba, los chicos y chicas se cogen de la mano, formando un corro, y le cantan la canción ya mencionada del Puente de Alcolea. La Máscara golpea la corbetera con el sable, realizando una última persecución, y disolviendo la fiesta.
Canciones (un ejemplo): En el puente de Alcolea / había un puchero roto, / le pegaron un balazo / y cayó del puente abajo.
La falta de documentación hace difícil precisar sus orígenes. Quizá sus orígenes entroncan con las costumbres de la Lupercalia romana, una celebración para proteger el campo y los ganados. Algunos investigadores apuntan a que pudo ser un personaje grotesco que desde el siglo XVII salía en vísperas de las fiestas corriendo tras la juventud -similar al Cipotegato-. La representación actual viene reinventada por los acontecimientos políticos del siglo XIX. La Máscara representa el poder absoluto de la monarquía; los jóvenes que la insultan serían el pueblo de ideología liberal, mientras que la gente mayor juega el papel de los partidarios del orden tradicional. La expresión de angulema, utilizada como insulto a la Máscara, se identifica con el Duque de Angulema -responsable directo de la restauración del absolutismo de Fernando VII-. Los demás insultos recuerdan los abusos que las tropas cometían a su paso, un simbolismo relacionado con la corrupción del poder.
El corro y la canción que le cantan al final es una mofa del pueblo a la monarquía, aludiendo a la derrota de las tropas de Isabel II en el puente de Alcolea durante la revolución de 1868, lo que supuso el exilio de la reina borbona.
El gobierno de Aragón lo declaró Fiesta de Interés Turístico de Aragón en 1995. La fiesta está consolidada pero ha habido años con dificultades para encontrar voluntarios que ejercieran de Máscara.
Para el mantenimiento de esta tradición deberían tomarse las siguientes medidas:
* La promoción de esta festividad dentro y fuera de Aragón.
* La enseñanza de esta tradición a niños y jóvenes de la comarca.
* La subvención de los diferentes gastos que esta fiesta provoca.
* Las mujeres deben tener derecho a representar la Máscara. ]]>