Desde Puyalón de Cuchas queremos plantear una severa crítica hacia la exposición «Fernando II de Aragón. El Rey que imaginó España y la abrió a Europa», organizada por el gobierno autonómico, ya que supone una muestra de historia teleológica, enfocada en los términos de lo que logró imponerse, una relectura que cinco siglos después causa pavor, ya que continúa legitimando la visión historiográfica castellanocéntrica, algo muy acorde con el pensamiento conservador españolista del PP.
Esta imposición ha sido y es un hecho, un espejo que deforma la realidad, exportando una visión, unas concepciones y una cultura política que erosiona nuestra conciencia como pueblo. La idea es españolizar a través de una figura de dimensión universal, invisibilizando la historia aragonesa y tratando de confrontar con las narraciones historiográficas catalanas.
No entraremos a polemizar sobre la figura de Fernando II, un rey que se desinhibió con demasiada frecuencia de los asuntos internos de su reino patrimonial, fracasando en sus intentos de absolutizar y monopolizar el poder: control en la elección de los jurados de Zaragoza, de la Diputación del Reino, fracaso en la instauración de una Hermandad aragonesa o suspensiones temporales de las Cortes. Su esposa Isabel II de Castilla llegó a afirmar que “Aragón no es nuestro; es necesario que volvamos a conquistarlo”. Aunque al final de sus días, y observando el choque entre el liberalismo estamental aragonés y el autoritarismo institucional castellano, buscase un heredero varón, a través de Germana de Foix, para sus posesiones de la corona aragonesa.
En todo caso, una exposición sesgada, que busca recrear una época de cambios y disfunciones como fue la Edad Moderna, pero que denota derroche económico, postergando proyectos de memoria histórica mucho más interesantes para el imaginario del pueblo aragonés (sucesos revolucionarios de 1591-92, las relaciones medievales con Occitania, el carlismo o el Consejo de Aragón y la memoría histórica de los vencidos en la Guerra Civil y el Franquismo). Una pena, ya que falta pedagogía en las escuelas, campañas de investigación de base y establecer lecturas alternativas de lo aragonés con visiones abiertas, emancipatorias y acordes con nuestro pasado.
Daniel Lerín, escritor e investigador | Puyalón de Cuchas
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