Llegamos a este 1º de Mayo tras la explosión de sus burbujas. Burbujas financiera e inmobiliaria, por supuesto. Pero también otras más sutiles y aún más influyentes.
Hablamos de su burbuja ideológica, aquella que, desde todos los frentes posibles, repetía continuamente la cantinela del fin de las clases sociales. Burócratas de derecha e izquierda cantaban loas al fin de la historia y al post-capitalismo. Incluso en el pueblo caló la nefasta idea de la clase media, en sus aspiraciones y anhelos. No fue más que la zanahoria para que siguiésemos tirando del carro. Cuando la zanahoria se pudrió, sacaron el palo.
Ellos, el enemigo, la oligocracia, las élites.., lo tenían muy claro desde siempre. Ya en la década de los 80, Margaret Thatcher, ideóloga de esta nueva ofensiva del capital, decía: «por supuesto que existe la lucha de clases. Y vamos ganando nosotros». No es casual que las grandes fortunas, durante esta mal llamada crisis, se hayan enriquecido aún más. Como tampoco lo es que sean las pequeñas empresas y los autónomos los que han cerrado sus puertas. Se ha rescatado abiertamente a la banca y se han efectuado otros rescates, mas silenciados, a otras empresas de Industria y Comercio. Y todo esto, la acumulación de capital, el pago de la deuda ajena, el mantenimiento y crecimiento de sus privilegios, han corrido a nuestra costa.
Los patriotas españoles se lo han llevado crudo. Su patriotismo llega hasta donde llega la saca en la que meten sus manos, y cada vez les es más difícil esconderlo. Toneladas de indignación recorren cada engranaje de la maquinaria capitalista cada vez que alguien les recuerda que su patria no es nuestra matria, su bandera no es nuestra bandera y, sobre todo, su clase no es nuestra clase.
Y, para recuperarnos de la explosión de sus burbujas, nos proponen nuevas burbujas. La Troika decide sobre nuestras vidas ante la impasible mirada de los patriotas de la estanquera. Nos obliga a adoptar medidas que no hacen sino hinchar nuevas burbujas, completamente sabedores de ello. Porque su objetivo, el de la troika, el de los patriotas españoles, el de los burócratas no es que el pueblo se recupere de la explosión, es mantener sus privilegios.
Ante ello, una voluntad de decidir, de construir y de ser. Queremos decidir si pagamos la deuda, decidir si es a costa de los trabajadores a la que tienen que ir las facturas pendientes. Queremos decidir si pertenecemos a estructuras que fomentan la guerra y el genocidio a lo largo del mundo. Y queremos decidir si permanecemos en un estado forjado en la humillación, la explotación y el fascismo.
Construimos una nueva hegemonía, paso a paso, barrio a barrio y pueblo a pueblo. La construimos modesta pero apasionadamente, sabedores que está nace de las aulas, de las asociaciones de vecinos, de las secciones sindicales…. Y la construimos tenazmente porque somos conscientes que sólo de ella vendrá el nuevo mundo. Sólo a través de ella seremos lo que queremos ser: mujeres y hombres libres en un Aragón libre.
Las candidatas de Puyalón de Cuchas – Os Pueblos Deciden encarnan a la perfección esa idea. Son tenaces luchadoras desde abajo que, día a día, trabajan para que el más sagrado de los derechos, el derecho a decidir, se aplique en toda su extensión. Y empeñan toda su energía para que cada voz sea una pintada, cada idea sea una barricada y cada papeleta sea una piedra arrojada contra su búnker de cristal.
Porque sólo el socialismo cercano, construido lejos de los imperios, conjuga ética y eficiencia, dignidad y democracia. Porque decidimos ser orgullosas, respetuosas y solidarias. Porque decidimos emanciparnos personal, nacional y socialmente.
¡Viva la lucha de la clase obrera!