Las mujeres sufrimos las consecuencias de las crisis del sistema, en unos mercados laborales que nos siguen condenando, a pesar de la hueca retórica neoliberal sobre la conciliación, la paridad y los derechos formales, a altas tasas de paro, precariedad, temporalidad y subocupación.
También nos condenan a la segregación horizontal y vertical y a la discriminación salarial y en las condiciones de trabajo. Sumado a esto, las medidas anti-crisis que se están adoptando pueden agravar las desigualdades ya existentes entre mujeres y hombres. Por ejemplo, enfatizando la inversión pública en sectores económicos en crisis -poco sostenibles como el del automóvil o el de la construcción- , y no, en infraestructura social – como educación, salud, cuidados y protección social, con riesgo de intensificar la división sexual del trabajo y las desigualdades que genera. Desde esta mirada, hoy las mujeres en Aragón tenemos más derechos sobre el papel que ayer, pero seguimos siendo trabajadoras y ciudadanas de segunda.
De esta forma,deberíamos examinar la propuesta de la economía feminista, la economía social y la economía solidaria; perspectivas que tienen en común una reformulación conceptual de la economía, un redimensionamiento de lo reproductivo y el reconocimiento del peso que tiene la dimensión simbólica y cultural. Justamente, el primer paso hacia la construcción de una economía verdaderamente nueva es un modelo económico que incluya la economía doméstica, la economía natural y la economía del voluntariado comunitario además de la economía de mercado, la gubernamental y la ilegal. Esto conducirá a una redefinición del «trabajo productivo» que da visibilidad y valor a lo que realmente nos hace saludables y felices, el cuidado, y que en última instancia da como resultado prosperidad económica y sostenibilidad ecológica.
Además, este aspecto supone facilitar a las mujeres de herramientas para el análisis de la realidad en sus más diversos aspectos desde una perspectiva de género. El conocimiento de su propia historia y de la situación de la mujer relacionada con los distintos aspectos de su realidad cultural, social, política y económica que supone una base determinante en la lucha teórica y práctica por la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
De esta manera, quizá sería necesario volver de nuevo a una concepción más moderna de las luchas de las mujeres, expresada por Sarla Devi, combatienta de la libertad contra el colonialismo británico en los primeros decenios del siglo pasado: «no pretendemos obtener nuevos derechos de los amos coloniales, los obtenemos de la voluntad».
]]>